Llegó el frío y por consiguiente el resfriado, estoy con todos los malestares, yo creí que después de haber estado enferma casi un mes, ya me había ganado el estar todo el invierno sanita, pero que se ve que no.
Hoy me desperté y tuve la sensación de estar en Lima, será porque como siempre que viajo para allá es invierno y ahora asocio el frío con estar en Lima. También será la melancolía, ya saben las fechas navideñas es lo que trae.
Estuve pensando que hace años que no paso una navidad en Perú, con mi abuelo y mis tíos. Yo no soy muy navideña, pero el estar en familia siempre es gratificante.
Recuerdo que mi tío Daniel siempre armaba el nacimiento, una vez en vez de poner el típico papel verde puso papel de periódico e hizo una especie de montañas, el nacimiento ocupaba casi toda una pared y era bastante "curioso". Armar el árbol era una odisea porque teníamos que separar las ramitas por tamaño y yo no siempre lo hacía bien, lo adornábamos con las bolas, que terminaron siendo de plástico porque yo siempre las rompía, poníamos además los adornos que yo había hecho en clase de manualidades. Finalmente se ponían las luces y esos lazos de colores que no se como se llaman.
Para la cena casi siempre hacíamos pavo más por tradición que por gusto, porque en general preferimos el pato. Un año mi tía quería hacer algo diferente y se buscó una receta de pavo a la naranja, creo que no quedó muy bien pero bueno siempre nos quedaba el puré, la ensalada y el panetón.
Cuando pienso en la Navidad vienen a mi mente la típica imagen de una mesa enorme llena de comida, la familia sentada esperando para cenar, yo muerta de sueño esperando que lleguen las 12 para dar los abrazos y poder abrir los regalos. Aunque a medida que iba creciendo ya me tocaba a mi hacer los regalos y ya no recibía tantos.
Después iba corriendo al teléfono para llamar a los demás tíos para desearles feliz Navidad y preguntarles si vendrían al día siguiente o iríamos nosotros. Que me dijeran para avisarle a mi papito(abuelito).
Mi mamá me llamaba justo antes de las 12 porque sino no entraba la llamada, yo le decía que me hablara rapidito que llegaba la navidad y yo aún no estaba lista.
Recuerdo que yo era la encargada de poner al niño Jesús a las 00:00 horas, y que mi abuelo me decía que el próximo año tenía que poner un animalito nuevo en el nacimiento y yo nunca lo hice.
Para año nuevo pedíamos ropa a los vecinos para hacer el muñeco, lo vestíamos y llenábamos de cohetes, y le hacíamos un cartel con él número del año que se iba. Luego me llevaba a comprar muchos dulces y petardos que poníamos en bandejas y repartíamos entre los niños del barrio. Yo nunca he sido capaz de reventar ni un sólo cohete, sólo soy capaz de prender una chispita mariposa, se que es tonto pero es la verdad.
Tanto en Navidad como en Año Nuevo la puerta de mi casa siempre estaba abierta, por si pasaba alguien, sobre todo en fin de año, salíamos para saludar a todos los vecinos, sobre todo mi abuelo, la gente le decía: Feliz Año Nuevo Don Panchito, y él siempre respondía con alguna frase vacilona, y les invitaba a que pasaran a casa, algunos entraban y brindaban con nosotros.
Después de un rato venía mi amiga Cristina con su mamá para saludarnos y nos quedábamos en la sala hablando hasta que ya no aguantábamos más y nos íbamos a dormir, al día siguiente el desayuno era la chocolatada con panetón.
Cuantos recuerdos, ahora que lo analizo creo que ya no tengo ese espíritu navideño porque no puedo hacer que todo sea como antes y aunque ahora lo celebro aquí con otra parte de mi familia, extraño a mi abuelo corriendo para ir a recoger el pavo a la panadería o apurándome para comprar regalos para mis demás primos.
Extraño esas navidades de cuando era chica, pero he uno ha de ir adaptándose a las circunstancias e intentar pasar estas fechas lo mejor posible, antes las navidades las pasaba en camiseta manga corta ahora llevo botas, antes comía pavo, ahora como marisco, antes brindaba con champagne ahora brindo con cava, antes esperaba a Papa Noel ahora le canto al Caga Tió.
Así que para estas fechas nada de tristezas, que las navidades son para pensar en las personas que se quieren así estén lejos, para disfrutar de la gente que tenemos cerca, de comer rico y de disfrutar.
Pensemos que cada día falta un poquito menos para estar con nuestra gente.
mi inesperado viaje a Madrid, setiembre
en el zoo, recordando a Copito de Nieve
